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Gung Ho

lunes, 9 de marzo de 2009

Gung Ho, modelo de acción en una compañía, es el resultado de una decisión organizacional que invita a que las acciones y actitudes necesarias para el logro de los fines de una empresa, se den respetando ciertos elementos.

El sitio http://www.tesoro.cl/ habla del modelo Gung Ho de la siguiente forma: "Las personas que se disponen a lograr algo que consideran importante y que vale la pena - es decir, el trabajo correcto - necesitan contribuir a la forma como se realiza ese trabajo - es decir, la manera correcta. Esos dos elementos forjan la misión. La fuerza que impulsa a la gente durante la realización de una misión verdadera es una razón para trabajar. Una necesidad que se debe satisfacer. Cuando se satisfacen dichas necesidades, se está premiando a la gente. Las personas Gung - Ho hacen el trabajo correcto, de la manera correcta, por la recompensa correcta”.

Contando con esta descripción, una pregunta obligada sería: ¿el método Gung Ho se utiliza únicamente en empresas? Según mi punto de vista, la respuesta es “no”.

La vida diaria presenta diversas situaciones que nos obligan a tomar decisiones a cada instante. Desde el momento en que el día inicia, el “con qué pie queremos levantarnos” se convierte en nuestra primera decisión. En todos los círculos en los que nos desenvolvemos, estamos en contacto con una o más personas; esto nos lleva a compartir cierto tiempo de nuestra vida –que no recuperamos- con seres humanos, que pueden o no tener las mismas metas que nosotros.

Para poner un ejemplo –que se vive a diario- sobre el método Gung Ho, decidí tomar la situación de una relación humana, ya sea familiar, de amistad o de pareja. En primer lugar, Gung Ho habla de poseer “el espíritu de la ardilla”. Esto consiste en darnos cuenta de la importancia de lo que hacemos a cada momento, así como de tener una meta común y poseer también los valores que sustenten dicha meta. En una relación, aplicando el método, es necesario darnos cuenta del bien que estamos haciendo a las demás personas –y a nosotros mismos- al fomentar dicha relación. Podría pensarse que Gung Ho habla de un “bien” a toda la humanidad, pero el primer paso por cambiar a la humanidad es arreglar al hombre como individuo. “Si cambio yo, cambia el mundo”.

El “poseer una meta” significa, en una relación, caminar hacia la misma dirección. ¿Qué pasaría si atamos las patas de un par de águilas y luego las echamos a volar? Seguramente se atacarían una a la otra, forcejeando por soltarse y, finalmente, se harían daño. Ahora, ¿qué pasaría si estas águilas volaran hacia la misma dirección? He ahí la diferencia de tener una meta y “una meta común”; el saber que el camino es óptimo, que ambas personas piensan en la misma situación, hace que una relación sea mucho más fácil. “Mirar hacia la misma dirección”.

Los valores son la piedra fundamental para que cualquier tipo de relación crezca y se fortalezca. Mientras exista respeto (y auto-respeto), honestidad en la expresión de sentimientos y pensamientos, así como la búsqueda del bienestar –propio y del otro- se estará llevando a la relación por un buen camino. “Dime tus valores y te diré quién eres”.

El segundo punto del que habla Gung Ho es el “método del castor”. Aquí, si enfocamos este punto hacia las relaciones humanas, es necesario dejar en claro que cada una de las partes es importante en una relación. Sin embargo, nadie puede decir al otro lo que debe hacer. Si bien es cierto que el fin común debe ser alcanzado, las reglas se encargarán de dar a cada uno el rol específico que deberá cumplir. “La manera en la que se hacen las cosas es la manera correcta”.

El tercer y último punto que expone Gung Ho es el “don del ganso”. Sin duda, este es uno de los puntos más importantes para llevar una relación satisfactoria. Es necesario dar y recibir reconocimiento cuando algo, dentro de la relación, está bien hecho. Esto, muchas veces, ayuda a que la otra persona se sienta motivada a seguir adelante; ayuda a darse cuenta de lo que está bien hecho y motiva a mejorar. De igual forma, el “auto-reconocimiento” es clave para que yo, como individuo, esté contento con lo que hago y con el rol que desempeño en la relación que estoy llevando. ¿A quién le va a gustar lo que hago, si a mí no me agrada? Las muestras de cariño, los abrazos, las sonrisas sinceras, las palabras de aliento; palabras tan simples como “por favor” o “gracias” son regalos que no cuestan y que, dentro de una relación, hacen que todo vaya sobre ruedas; es necesario recordar que esto debe aplicarse no únicamente al principio de la relación, sino diariamente y, de igual forma, no debemos dar por hecho que la otra persona ya sabe nuestros sentimientos. “La recompensa por un trabajo bien hecho”.

Así como en este escrito he aplicado el método Gung Ho dentro de una relación, los trabajos de equipo, las empresas y cualquier tipo de organización (entiéndase “organización” a cualquier lugar donde convivan dos o más personas) son campo perfecto para aplicarlo.

¿Qué sería de nosotros si comenzáramos a tomar en cuenta estas palabras para nuestra vida diaria? En principio, hacer un excelente equipo con nosotros mismos. Respetar nuestros sentimientos, ser honestos con nuestras emociones; saber que estamos cambiando el mundo al conseguir nuestras metas. Hacer las cosas de la manera en la que creemos que deben hacerse, elogiar nuestros éxitos de la misma forma en la que elogiamos los éxitos de otros.

Puede ser que todo esto parezca una utopía, algo “imposible” de lograr; pero, como mencionaba, todo depende de una decisión. Una decisión como “con qué pie nos levantamos” o “con qué mano abrimos la regadera”. Una decisión como “con qué actitud despertamos” o “con qué punto de vista percibimos la vida”.

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