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Cuenta Regresiva...

sábado, 20 de febrero de 2010

Cuenta Regresiva…
Por aemeraz

La entrada de hoy es, entre otras cosas, para comentarles que ya estamos a casi una semana de mi cumpleaños. No es sólo para que lo recuerden o para que me feliciten (que lo espero, sin duda…) sino también, para dejarles, con tiempo suficiente, la lista de los regalos que con gusto recibiré el próximo 1 de marzo.
Tendrán todavía una semana para conseguir lo necesario, así que es tiempo suficiente, creo.
La lista es la siguiente; lo aquí descrito no está en orden de importancia, sino como se me va ocurriendo mientras tecleo:

° Un iPhone 3G S, preferiblemente nuevo. En su defecto, puede ser una laptop del tamaño que sea, esta sí recién salida de la tienda.
° Algo de las Chivas, ya sea playeras, gorras o accesorios para hombre (talla M, de preferencia).
° Ropa deportiva, en lo posible color negro.
° Un MG convertible, color plata (ese ya van como 3 años que lo pido, a ver si ahora es el bueno…)
° Chocolates, excepto los pequeñitos Kisses, me da flojera abrirlos de uno en uno… me desespero…
° Boletos para viajar a: Guadalajara, Monterrey, Torreón en México; Colombia, España o Inglaterra en el exterior.
° Películas en DVD, mejor si tienen idioma español, por si me da flojera pensar.
° Una tarjeta de iTunes, para aplicaciones en caso de tener el iPhone antes mencionado.
° Un milagro, ya sea en cambio de pensamiento y, por qué no, para soltar lo que debiera soltar…
° Una cita con alguna editorial y, si es posible, el pago para la publicación de mi siguiente libro (aquí también entraría contrataciones para dar pláticas, cursos y capacitación, ya que eso me estaría ayudando a pagar la impresión).
° Algo de Los Simpson, excepto las temporadas de la 2 a la 11, que ya las tengo.
° Abrazos, mensajes, mails, visitas, cartas, llamadas y todo aquello que me indique que se han acordado de mi cumple sin necesidad del Facebook y sus maravillosos recordatorios.

De todo lo anterior, por supuesto, prefiero el último punto. Gracias a todos por que me han dado la oportunidad de tenerlos en mi vida y por dejarme cumplir 24 años junto a seres tan especiales como ustedes.

El regalo más importante es tener el cariño y aprecio de mis seres queridos; aunque se encuentren lejos y no exista la posibilidad de abrazarlos, estarán conmigo y yo con ustedes.

Saludos a todos, espero que tengan un excelente final del mes de febrero.

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La Caja de Bombones

sábado, 13 de febrero de 2010

La Caja de Bombones.
Por aemeraz

Esta entrada, en especial, es para agradecer a todas aquellas personas que han estado conmigo en buenos y no tan buenos momentos. A mis amigos y familiares, gracias por festejar conmigo tantos y tantos momentos increíbles; un día de San Valentín jamás será suficiente para agradecer todo lo que han hecho por mí, pero este y todos los 14’s de febrero son una gran oportunidad para decirles que han dado a mi vida un brillo especial. Algunos lejos, otros más cerca, quiero decirles que hoy, especialmente hoy, los siento muy presentes en mi corazón.

La entrada de hoy, titulada “La Caja de Bombones”, es una experiencia que tuve y que quiero compartir con ustedes.
Ayer por la noche, como siempre que llega una hora adecuada, me dispuse a dormir. Prendí el DVD (con la tele apagada, ¡genial!) y me preparé para disfrutar de Harry Potter y la Piedra Filosofal. Pocas escenas fueron suficientes para que yo, cansado, cayera en un profundo sueño.
Las imágenes se empezaban a suceder en mi mente… que si la maestría en desarrollo humano y valores, que si un viaje a México D.F., que si Andrea Chapela era mi amiga, que si algunos primos estaban ahí… En fin, como suelen ser los sueños.
Después, todavía dentro de aquel estado, comí un bombón (o malvavisco) cubierto de chocolate: el más delicioso dulce que alguna vez probé, dormido o despierto.
Pasó el tiempo… amaneció y yo, con aquella sensación de estar disfrutando de una delicia en mi paladar, desperté. No hubo más bombón, ni más sueños, pero mi sábado había comenzado con una idea: comprar una caja de bombones cubiertos de chocolate.
Pasó la mañana como de costumbre, pero la idea de los bombones no se apartaba de mi cabeza. Cuando, como cada sábado, salimos a comer, supe que mis ansias por los malvaviscos sería saciada. Me dirigí hasta Liverpool (jaja, aquí sí puedo hacer comerciales) y, con el monedero electrónico que “casualmente” llevaba en mi cartera, compré la caja de bombones más esperada de toda mi vida.

El hecho de haber comprado esas golosinas no tendría significado si no hubiera escuchado una frase: “Y todo por un sueño…”
Esas palabras calaron tan profundo en mí… más de lo que imaginaba…
A veces, tenemos sueños, literalmente sueños, que son demasiado extraños. Lo que hice fue demostrar a mi subconsciente que los sueños pueden realizarse. Hoy sé que, después de esto, vendrán cosas increíbles y satisfactorias en mi vida porque me he demostrado que tengo las agallas de cumplir mis sueños, por raros o complicados que estos puedan ser.
Te invito a buscar la realización de tus sueños; puede ser de forma simbólica, pero verás cómo tu vida cambia para bien si le demuestras al universo que escuchas y obedeces su voz.

Un abrazo a cada uno de los que leen este blog. Feliz 14 de febrero…
¿Cuál es tu caja de bombones? ¡Ve por ella!



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Sobre Ser LiderR, su Publicación y su Autor...

lunes, 8 de febrero de 2010



Hace ya algún tiempo que no publicaba algo que yo mismo hubiera escrito. Por supuesto, el cuento de “Estoy Esperando una Persona…” yo lo escribí, pero aquello decía de mí, únicamente, que había estado una tarde en algún café de la ciudad.
Hoy quiero hablar por mí y decir algo de lo que ha pasado, por ejemplo, con Ser LiderR.
Este libro, impreso y presentado durante el año 2009, me ha traído bastantes satisfacciones; gracias a él he tenido la oportunidad de estar en varios foros dando presentaciones y conferencias, he sido invitado a varios programas de radio y televisión e, incluso, estuve en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2009 (espero estar también en la de Bogotá, en agosto).
La promoción ha sido la justa para mis posibilidades; aún estoy en busca de los recursos para contratar, por ejemplo, un manejador como el que le consiguió a César Lozano el comercial del aceite y las cápsulas en el programa matutino “Hoy”.
Hace algunas semanas, llegó un golpe muy fuerte para Ser LiderR. Quienes estuvieron en la presentación del libro en el Hotel Holiday Inn recordarán que, en aquella ocasión, afirmé que una editorial había aceptado publicarlo durante el año 2010. Las pláticas estaban hechas y, poco a poco, fui realizando los trámites necesarios para la edición y distribución por parte de Editorial Panorama.
Semanas atrás, cuando logré conseguir los documentos necesarios, envié un correo electrónico a la responsable de publicaciones en dicha editorial. Para mi sorpresa (y no la culpo) su contestación anunciaba que la empresa había cancelado los proyectos que tenían para 2010 y, por ello, Ser LiderR no podría formar parte de Editorial Panorama, atribuyendo dicha decisión a la crisis que azotó el país durante el año anterior.
Efectivamente fue un golpe fuerte, tanto para Ser LiderR como para mi ánimo personal. Tenía tanta certeza en la publicación que había dejado de ver otras opciones. Estos días, pues, recomencé con la búsqueda de casas editoras; la exploración sigue y, estoy seguro, encontraré la empresa adecuada para los fines que el universo planteó en Ser LiderR.

En lo personal comencé por fin la Maestría en Desarrollo Humano y Valores y, aunque he tenido situaciones extrañas de tipo personal en los últimos meses, sé que ahora estoy en el camino de reivindicarme conmigo y con los seres que me rodean.
Sigo y seguiré escribiendo, porque eso soy: un escritor. Sigo y seguiré luchando, por que soy un emprendedor; sigo y seguiré amando, porque, sencillamente, el amor es la única respuesta y la esencia que me hace fuerte, firme y, sobre todo, feliz.

Jamás dejaré de recomendar que sigas adelante, que conviertas tus sueños en metas y que te rodees de personas que traigan paz a tu corazón. Cambia tu rutina y verás que serás una persona nueva, desde tu interior. Lucha, sé independiente en lo posible, busca tu desarrollo personal, mantén vivo el entusiasmo, actúa con respeto y sé siempre responsable; eso, en pocas palabras, te hará llegar a ser LiderR.

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N/A: Hago incapié en que no tengo la menor idea de cómo subir imágenes, pero ahí está...

Otra Historia de Amor...

miércoles, 3 de febrero de 2010

Otra Historia de Amor
Vía: www.vidapositiva.com
Editado por: aemeraz

Estaba esa mañana tremendamente ocupada, cuando el teléfono sonó. -¿Hola?- Silencio… -¡Hola!- …nada. -Bueno, alguien que equivocó el número y además es tímido para reconocerlo-, dije.

A los pocos minutos sonó nuevamente y, entonces, se oyó una suave voz masculina que, en un laborioso español, decía: -¿Puedo hablar con la señora Sosa?
-Sí, con ella habla, ¿quién es?- Nuevamente el silencio, aunque una cantidad de voces se escuchaba como telón de fondo.
-mmm, soy Roberto de Londres.
-Roberto… ¿de Londres? Me parece familiar, pero… ¿Me podría explicar mejor, por favor?- Entonces otra voz bien Argentina contestó:
-Está aquí, en Ezeiza, un señor que dice llamarse Roberto47, no sé, no le entiendo, pero se refiere a algo de Internet.
-Ah, Roby47, ¡pero claro! Por favor pásemelo al teléfono y muchas gracias.

-Hola Mary, soy Roby.
-Qué alegría y qué sorpresa me das, Roby. ¿Acabas de llegar?- ya nos comprendíamos en esa mezcla de idiomas que solemos utilizar en ICQ.
-Sí, recién. No sé qué hago aquí. Quería tan solo saludarte y escuchar tu voz.
-Por favor, Roby, no te muevas del lugar de llegada de los pasajeros, iré a buscarte. En media hora estaré ahí… Pero, ¿cómo nos conoceremos? Cierto, por las fotografías.
-No, María, no te molestes, estoy de paso hacia Chile y sólo quería oírte.
-Qué esperanza, no irás a Chile sin antes haber venido a mi casa, haber charlado un rato y luego decidiremos cuándo te irás.- Mi corazón saltaba como una gacela enloquecida… "¡Roby, mi Roby está aquí! Finalmente nos conoceremos", pensé. Mi gran amigo de todas las tardes, en las que nos encontramos para conversar y contarnos nuestras cosas, creo que no tengo un amigo más bueno y sincero que él…

Me cambié zapatos y pantalones, una pasada de peine y salí disparando hacia el garaje a buscar el auto. Desde Buenos Aires hasta Ezeiza fui tarareando cualquier cosa, haciendo mil proyectos para que él conociera mi ciudad, mis familiares, amigos, mis gatos, todo aquello de lo que habíamos hablado tantas veces. Cuando quise acordarme, estaba ya en el estacionamiento del Aeropuerto. Corriendo como una loca entré al salón de los pasajeros… ¿quién hubiera podido detenerme en ese momento? Me paré en la puerta y empecé a mirar a todos los que estaban sentados esperando mientras me decía: "Roby, Roby, ¿dónde estás?"
De pronto lo vi, allá, apartado de todos y rodeado de sus valijas. Le hice señas con las manos y no me reconoció. "¿Habré cambiado tanto desde la última vez que le mandé mi foto?" Me pregunté. Fui acercándome, sonriéndole para que se diera cuenta que yo era su amiga, con la que tanto había programado éste encuentro. Sin embargo, no me reconocía. Se me empezaron a aflojar los nervios… "¿y si lo desilusiono?"

Tuve una idea: "le voy a pasar al lado lentamente y le voy a hacer una gran sonrisa, puede ser que se dé cuenta". Mientras decía todo esto, yo lo miraba, era justo el de las fotos, no había cambiado: sus cabellos peinados hacia un costado, rubio, piel morena, sus ojos … y ahí me acordé que no sabía de qué color eran; siempre con esos malditos anteojos oscuros, para evitar el flash o la luz muy fuerte… "claro, deben ser bien celestes" pensé, cada vez acercándome más a él, pero… nada.

De pronto, miré a su lado, tenía un perro …siempre le gustaron sus animales, y era su querido doggy.
-¡Doggy!- le dije. "Es capaz de reconocerme el perro y este Roby siempre un poco distraído..." Entonces, al mirar al perro vi el arnés que tenía en el lomo… era un perro lazarillo… Roby era ciego… nunca me reconocería. Mi corazón se detuvo. Tuve un instante de duda y luego me lancé a su cuello, lo abracé con toda el alma y le dije mientras lo besaba:
-Querido Roby, bienvenido, ¡qué alegría me has dado!

Nos encaminamos lentamente hacia el coche. Él no podía hablar, sus lágrimas le cubrían el rostro como a mí el mío. -Te tengo que explicar- me dijo.
-¿Qué vas a explicar? No hace falta ninguna explicación… ¿que eres invidente? Yo ya lo sabía.
-¿Qué? ¿cómo lo sabías?
-Lo noté en las fotografías, en especial en una que me mandaste con Doggy.
-¿De veras? ¿Cómo no me dijiste nada?
-¿Qué tendría que haberte dicho, acaso no puede pasar?
-No quería que me vieras así, María, pero no tuve el coraje de pasar por aquí y no oír al menos tu voz.

-Cambiemos de tema, ¿quieres? Te estás poniendo monótono. Esto no cambia nada, tenemos un huésped más, Doggy, nuestro querido perro…

Pasaron los años; muchos atardeceres, muchas lunas de octubre, muchos caminos donde el corazón era el guía principal. Hoy, a orillas del Támesis, se ve caminar del brazo a una pareja ya no tan joven. Él con sus cabellos rubios y grises, ella también peinando canas y mas enamorados que nunca… y si alguien se acercara a ellos podría escuchar que ella comenta: "Ahora se está poniendo el Sol y unas gaviotas están volando hacia las semillas que hemos dejado..."

"Estoy Esperando una Persona..."

lunes, 1 de febrero de 2010

“Estoy Esperando una Persona…”
Por aemeraz

Hace unos días, mientras esperaba a una persona en un café de la ciudad, me di cuenta que no llevaba ningún aparato para hacer más llevadero el tiempo de espera; ni laptop, ni Ipod… impensable en el siglo XXI, segunda década. De pronto: ¡qué maravilla! Recordé que mi celular tenía editor de notas (y además hablaba) así que, como nunca lo había hecho, puse mi imaginación al servicio de un teclado numérico y, finalmente, este fue el resultado:

“Hubo una descarga eléctrica y el hombre cayó al suelo como cae una hoja. Su mirada quedó perdida, buscando en el cielo una señal que dijera que aún vivía. Se contempló en silencio. Notó su cabello destilando humo, su cuerpo todavía temblaba por el impulso. Su conciencia, o lo que quedaba de ella, afirmó que no había duda: el fallo en la línea eléctrica estaba justo en ese contacto”.

(Lo que hace uno esperando una persona…)

Escribí esas cinco líneas en pocos minutos y, para ese entonces, la persona que esperaba aún no había llegado. Notando que la carga de mi celular había bajado considerablemente, me puse a pensar en qué otra cosa podía hacer en aquel lugar repleto de gente… gente… y ¡otra vez, qué maravilla! Me di cuenta que escuchaba y que mis oídos podían entrometerse más allá de lo normal; no me refiero al tamaño de mi pabellón auricular (que, a decir verdad, tiene amplias proporciones) sino que mi audición está un tanto más desarrollada. Después de percatarme de aquello, descubrí que ningún Gadget pudo haberme divertido tanto en esos minutos de espera: ¡Qué charlas se escuchan en los cafés!

-¿Quiere que le lea la carta, joven?- me preguntó un empleado, mientras las mesas de alrededor seguían en su cacareo natural. Podía escuchar cómo, en la mesa de junto, una chica decía “¿Tú qué vas a querer?” empleando su voz más coqueta y, de la misma forma, escuché que su acompañante contestó “nada”, en un tono tan despreocupado y simple que me hizo enojar, incluso a mí.

-No, gracias, estoy esperando una persona- dije al mesero que aguardaba por mi respuesta y, sin más, se retiró. El ruido de la licuadora se entrometió cuando intenté “participar” de otra charla. Sin embargo, aquel aparato guardó silencio en el momento preciso: la clientela en pleno, sin importar su agudeza auditiva, notó el “¡Ese p*n*h3 viejo es un zorro!” que soltaban los delicados labios de una princesa; sin duda alguna, las pláticas entre mujeres son peligrosas.

Nadie parecía darse cuenta que mi audición se extendía como onda radiofónica por el lugar; un par de señoras consolaban a la tercera mientras decían “déjalo, ¡todos son iguales!” y, en otro rincón, una pareja, a pesar de estar tan cerca, se distanciaba mientras los dos hablaban por celular.

Así es esto del café: una fuente de historias mezcladas con hielo y crema batida; un cúmulo de emociones escondidas tras una nube de humo, aunque sólo en las mesas exteriores; un invernadero de relaciones amorosas que, quizá, puedan dar frutos; una caja de cristal para que las princesas abandonen su máscara; un lugar perfecto para que un escritor, en una mesa para dos, utilice el clásico truco de “Gracias, joven, estoy esperando una persona”.

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